Dicen que naces del fuego
rompiste el anillo
lo pulverizaste
haciendo saltar chispas
al paso de tu cabeza diminuta
estrella fugaz
que ruge a su paso
despidiendo pedazos de mamá por toda la habitación
arde
quema
abriste dos grietas en la carne tensa
una antigua y otra nueva
la antigua, haciendo renacer a tu hermano
en su cicatriz
desjuntando lo que tanto había costado unir
dos pedazos de piel separados de su frágil abrazo
la nueva, una marca siempre invisible
que maldice la simetría
te ata a mi cuerpo maltrecho
y se queda en los dedos al tocar
(no me reconozco)
quema
arde
contigo se puede hacer miel oscura
aunque eres blanca
rosa de roca
tu pétalo arrugado vibra con el viento
tu madera reta al diamante
el pelo se va dibujando a carboncillo
las pestañas van cobrando vida
las manos, ahuecadas, van llenando la pulpa
la boca desdentada grita a los cuatro vientos
que desea chupar
como una lamprea de tierra
del pecho infinito de su madre
piernas y brazos
baten el aire
buscando algo que golpear
buscando aquel cuarto
de cuatro paredes de sangre y agua
tu sonrisa atrapa
el tiempo
que hay entre dos segundos
algo arde ya en el corazón
de aquellos que te conocerán
dentro de muchos años
niña,
rosa nacida del incendio
